Cómo crear un personaje principal. Definiendo al protagonista
Los protagonistas son aquellos que viven las historias que has escrito para ellos. Una historia no puede existir de manera independiente, necesita a los protagonistas y personajes para que puedan tener aventuras, romances, tragedias y comedías. La historia es a QUIÉN le sucede y por ellos los protagonistas son los actores que necesitas encontrar.
En este artículo quiero compartir contigo algunos consejos prácticos que te ayudarán a definir mejor a los protagonistas de tus novelas. Unos buenos protagonistas marcan la diferencia entre un lector inmerso en la historia y otro al que no le importa nada de lo que está leyendo.
- La motivación
- El conflicto
- Los protagonistas reactivos y proactivos
- Tus protagonistas son lo que hacen, no lo que dicen
- Conoce a tus protagonistas
1. La motivación
La motivación es el motor que impulsa a un personaje protagonista y consecuentemente lo que mueve la historia. Un protagonista (y cualquier tipo de personaje) necesita de una fuerte motivación, un profundo deseo que anhela conseguir a cualquier precio.
Hay tantas motivaciones como personas hay en el mundo (conseguir ser millonario, salvar la vida de un ser amado, llegar a una localización difícil de acceder, destruir un artefacto peligroso etc.). Pero lo más importante es que el lector tenga claro desde el principio qué es lo que quiere conseguir el protagonista y por qué es tan importante. Eso significa darle un contexto a su deseo, una explicación que otorgue un significado a su búsqueda.
Si el lector entiende qué es lo que quiere el protagonista y por qué, le será mucho más fácil empatizar y conectar con él. Eso es lo que tiene que conseguir el escritor, que el lector sienta que entiende al protagonista y así involucrarle con más fuerza en la historia.
El principal y más común error a la hora de crear un personaje protagonistas es que no está nada claro qué es lo que quieren incluso después de pasar varios capítulos. Ese era uno de los errores de mi primera novela que comparto en este artículo que te ayudará a evitarlos y escribir así mejores novelas.
2. Crear conflicto
No es sólo suficiente que un personaje desee obtener algo de manera desesperada, tiene que existir también una fuerza igual o mayor que se le oponga. Si un protagonista desea algo con toda su alma y lo consigue sin que haya ningún obstáculo por su camino, ¿qué clase de historia es esa? Una aburrida. A casi nadie le interesa leer una historia que no tenga algún tipo conflicto.
Sin conflicto no hay historia. No hay tensión ni descarga, no hay chispa que encienda la imperiosa necesidad de seguir leyendo. Sí, el viaje puede ser bello de leer, pero una historia con puntos altos y bajos para el protagonista lo vuelve más emocionante y otorga mucha más satisfacción en su conclusión.
Hazte la siguiente pregunta: ¿qué es lo más fuerte que puede interponerse entre tu personaje y lo que desea? La respuesta a la que llegues será el conflicto que debes introducirle. Esto es difícil porque deseamos lo mejor para nuestros protagonistas, pero como escritores debemos de ponerles a prueba y confiar que saldrán vencedores de la situaciones en que les sometemos.
Sé creativo con tus conflictos. No todos tienen que ser villanos malvados que luchen contra el protagonista. Hay conflictos contra la naturaleza (desastres naturales), contra los dioses y el destino, contra la sociedad o incluso un conflicto interior ético y moral. Encuentra el conflicto que haga a la historia más interesante y significativa para el personaje y el lector.
3. Los personajes protagonistas reactivos y proactivos
En lineas generales hay dos tipos de protagonistas: el que simplemente reacciona ante lo que le sucede, y el que actúa de manera acorde para conseguir lo que quiere. Estos son los llamados protagonistas reactivos y proactivos.
El protagonista reactivo es mucho más difícil de hacer interesante porque parece que sólo sufre lo que sucede a su alrededor sin tener ningún tipo de voz ni voto en lo que le ocurre. Eso por supuesto no significa que no sea posible escribir personajes reactivos interesantes, pero la gran mayoría de lectores tienden a desconectar con este tipo de protagonista ya que sienten que no aportan nada a la historia. En pocas palabras: son sustituibles.
Por el contrario los lectores preferimos a los protagonistas proactivos, aquellos que toman todas las medidas necesarias para conseguir su objetivo aunque tengan que enfrentarse contra el mundo entero. Y cuando la fuerza imparable (la motivación) se choca contra el objeto inamovible (el conflicto) esto es lo que crea una tensión interesante para la historia. Nos gustan los protagonistas que sobre todo ACTÚAN ante lo que les ocurre. Esto hace que sean personajes imprescindibles.
4. Tus protagonistas son lo que hacen, no lo que dicen
Cuando queremos describir a nuestros protagonistas es muy fácil caer en la trampa de contar directamente al lector cómo son: «fuertes», «amables», «justicieros», «trabajadores» etc. Pero esto es una trampa y va en contra de la máxima del escritor: «no lo cuentes, muéstralo.»
La mejor manera de mostrar cómo es tu protagonista en la historia es a través de sus acciones. Porque da igual que digas mil veces que tu personaje es «amable» si luego en toda la novela no realiza un solo acto de bondad. Las acciones hablan por sí solas, no necesitan de una explicación. Y consecuentemente el lector atribuirá los atributos correspondientes según dichas acciones del personaje.
Evita la sobrexposición de tus protagonistas. Deja que sus acciones hablen por ellos.
5. Conoce a tus protagonistas
Los dos grandes pasos para entender a nuestros protagonistas es entendiendo en profundidad sus motivaciones y sus conflictos. Pero los personajes, al igual que los seres humanos, somos más que estos dos factores. Tenemos también pasatiempos, manías, miedos e inseguridades, tipos de situaciones sociales que evitamos, lugares a los que nos sentimos atraídos etc.
Haz lo mismo con tus personajes. Primero, hazte la siguiente pregunta sobre tu protagonista: ¿Cuáles han sido en su vida los diez eventos que más le han marcado? Cuando lo sepas podrás preguntarle todo tipo de cuestiones, poniéndolo en distintas situaciones, da igual que aparezcan o no finalmente en el libro: ¿Adónde irían para pensar? ¿Qué dirían en una situación incómoda? ¿Por qué elegirían un tipo de flor y no otra?
Conociendo los momentos más importantes de su vida serás capaz de que reaccionen de manera acorde a su persona. Eso es al final lo que hace a un personaje verdaderamente creíble: los detalles visibles e invisibles que dan consistencia a sus acciones ante toda clase de situaciones debido a sus circunstancias y personalidad.
No es preguntar por preguntar. Tienen que ser preguntas en relación al diseño de la historia, a sus motivaciones y a sus situaciones. Haz preguntas que ayuden a definir al protagonista para enriquecer la historia, no a rellenar simplemente una lista de datos vacíos.
El lector tiene que creer que ese personaje es real, y la mejor manera de hacerlo es ponerle en todo tipo de situaciones para que sus acciones le definan. Al fin y al cabo, el primero que tiene que creer que el protagonista es real es el mismo escritor. Escribe y responde estas preguntas hasta que sientas que sus acciones son coherentes con quién es.
Espero que este artículo te ayude a definir los protagonistas de tus historias.
Nos vemos en el siguiente artículo. Hasta entonces, pase lo que pase, sigue escribiendo.
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