Planifica la estructura de una novela
Planificar la estructura de tu novela puede parecer una tarea intimidadora. Tenemos nuestra idea desarrollada, unos protagonistas definidos e incluso ya tenemos claro los temas que queremos tratar, pero luego no sabemos cómo empezar a crear una historia que tenga sentido y que enganche al lector. Este sentimiento de vértigo es uno normal y un reto que el escritor principiante y profesional tiene que saber enfrentarse sin volverse loco.
Un concepto fundamental para todo escritor es que lo importante no es sólo la idea de la historia. Lo más importante es encontrar la manera más efectiva de contarla. La ejecución tiene que ser tan fuerte como la idea misma. Una idea mediocre pero con una buena ejecución puede ser un buen libro. Pero una buena idea con una pésima ejecución será un libro perdido.
En este artículo quiero compartir contigo algunas pautas que te ayudarán a planificar y mejorar la estructura de tus novelas.
- Los arquitectos y los jardineros
- Céntrate en la introducción, el nudo y el desenlace
- Aprende del viaje del héroe
- El propósito de cada escena y capítulo
- Confía en tu historia
1. Los arquitectos y los jardineros
El escritor de fantasía George R.R. Martin (Canción de hielo y fuego) nos propone una metáfora que distingue a dos tipos de escritores: los arquitectos y los jardineros.
Los arquitectos son aquellos que antes de empezar a escribir necesitan un plano al detalle de todo lo que va a suceder en su novela. Tienen que definir minuciosamente cada evento para que luego a la hora de escribir no se sientan perdidos ni atascados, sin perderse del rumbo en ningún momento. Algunos ejemplos famosos de este tipo son el propio George R.R. Martin y Patrick Rothfuss.
Por otro lado los jardineros empiezan a escribir directamente cuando ya tienen una idea de lo que quieren conseguir, aunque esta sea muy vaga. Dejan que la idea crezca y se adaptan según va desarrollándose la historia, sorprendiéndoles tanto como si fuesen un lector más. Se dejan llevar por la propia historia sin saber a dónde les va a llevar. Algunos escritores de este tipo serían Stephen King y Ernest Hemingway.
Esta metáfora, aunque esclarecedora, no suele representar del todo la realidad, ya que la mayoría de los escritores son híbridos de estos dos arquetipos. Pero esto nos ayuda en algo fundamental para planificar nuestras novelas: elegir una metodología con la que nos sentimos cómodos. Trabaja de la manera en la que mejor escribas.
Este artículo está un poco más enfocado a un escritor que le gusta planificar sus novelas. Pero seas del estilo que seas, todo escritor tarde o temprano tiene que estructurar su novela de una manera coherente. Se puede hacer antes de escribir, durante o al haber finalizado en la etapa de edición. Y es aquí donde entra la importancia de conocer cómo se estructura una historia sólida.
2. Céntrate en la Introducción, el nudo y el desenlace para planificar tu novela
Una de las maneras más rápidas y esclarecedoras para empezar a estructurar tu novela es con la introducción, el nudo y el desenlace. Y esto no es ningún misterio, Aristóteles en su tratado «Poética» ya escribió sobre esta estructura narrativa clásica que los griegos ya utilizaban hace miles de años.
Un problema común del escritor novel es que quiere innovar sin ni siquiera entender las reglas básicas de las historias. Quiere romper con lo establecido y hacer algo nuevo, pero eso es imposible sin tener un cierto dominio de una estructura que incluso después de tanto tiempo se sigue aplicando con excelentes resultados. La innovación nace de conocer las reglas, no de ignorarlas.
Empieza por la introducción:
- Cuenta quién es tu protagonista, dónde vive, quiénes están a su alrededor etc.
- Cuenta qué es lo que quiere, por qué lo quiere y cuál es su conflicto.
- Presenta tu tema principal que irás desarrollando (la justicia, el amor filial, la importancia de leer etc.)
Sigue entonces con el nudo:
- Algo le sucede al protagonista que cambia por completo su vida para conseguir lo que quiere (el llamado Incidente incitador, el catalizador que enciende e impulsa la historia)
- Desarrolla aunque sea en lineas generales una cadena de eventos que lleve al protagonista hacia su objetivo.
- Ponle más obstáculos por el camino. Crea tensión.
Termina finalmente con el desenlace:
- Llega a un final consecuente con todas las acciones que se han tomado durante la historia.
- Cierra todos los cabos sueltos que has dejado durante la introducción y el nudo
- Un final satisfactorio es aquel que sabe lidiar con toda esa tensión acumulada. No engañes al lector, si le has llevado a una dirección, acaba donde se lo has prometido en la introducción.
Una vez empiezas a escribir sobre estos tres actos te darás cuenta de que tu historia ya está tomando una forma coherente. Esto es inevitable, ya que el ser humano tiende a las estructuras narrativas que tienen más sentido y acabamos rellenando los datos necesarios para que sean comprensibles. No por nada esta es la estructura más sencilla de seguir, entender y sentirnos involucrados.
3. Aprende del viaje del héroe: un tipo de estructura arquetípica
La teoría narrativa del antropólogo Joseph Campbell ha ganado mucha popularidad en los últimos años porque es un esquema narrativo que nos sirve de plantilla para crear historias universales. Es el llamado «monomito», una estructura arquetípica del héroe donde emprende un viaje transformativo, una estructura que sorprendéntemente se repite en la gran mayoría de historias a lo largo de las eras y las culturas.
«El viaje del héroe» se ha convertido en la inspiración para crear otros modelos narrativos en los que fijarse. El guionista Dan Harmon (Rick y Morty, community, etc) tiene lo que llama «el círculo de la historia» que sigue un modelo muy parecido para escribir historias fáciles de seguir y con significado.
Y otro de mis modelos narrativos favoritos para inspirarse es el del escritor Gary Provost, que sigue la siguiente fórmula: «Érase una vez algo que le paso a alguien – y decidió que perseguiría su meta – así que ideó un plan de acción – y aunque había fuerzas que intentaban detenerle – avanzó hacia adelante porque había mucho en juego – y cuando las cosas parecían estar de mal en peor – aprendió una lección importante – y cuando le ofrecieron el deseado premio que pensaba que quería con todas sus fuerzas, tenía que decidir si cogerlo o no – y tomando esa decisión obtuvo una satisfacción a una necesidad que se había formado por un evento de su pasado. «
Este tipo de modelos no es para seguirlos siempre a rajatabla sino para mostrarnos la importancia de la progesión del protagonista a lo largo de la historia. Tiene que avanzar hacia adelante en busca de sus deseos, enfrentarse a obstáculos, tomar decisiones difíciles, morir y resucitar metafóricamente etc. Son modelos narrativos que te ayudarán a definir con más claridad y propósito la estructura de tu novela.
4. El propósito de cada escena y capítulo para la estructura de tu novela
Una vez tengas un esqueleto básico de la estructura general puedes empezar a ser más específico con los capítulos y las escenas. Los capítulos y las escenas son los bloques narrativos de una novela, los ladrillos de una casa en construcción y por eso hay que darles la importancia y el cuidado que se merecen para obtener una estructura sólida para tu novela.
Gary Provost propone cuatro elementos para una buena escena:
- Existen relaciones de causa y efecto en toda la escena (una escena produce consecuentemente otra de manera natural)
- La escena tiene un propósito (avanza la trama, se descubre nueva información, etc.)
- Cada personaje tiene una estrategia personal en la escena (lo que hace y dice es para conseguir lo que quiere independiéntemente de si lo consigue al final o no)
- El final de la escena debe hacernos avanzar de alguna manera.
Una metodología muy útil es tratar las escenas y capítulos como si fuesen historias cortas que en su conjunto forman la novela. Eso quiere decir que cada capítulo tiene su propia motivación y conflicto, su incidente incitador, su estrategia para conseguir lo deseado y su meta final.
No es fácil escribir buenos capítulos y escenas, eso es algo que también se va aprendiendo y puliendo cuanto más leas y escribas. Pero aquí tienes algunas pautas que me ayudan a escribir mis capítulos:
- Al final de cada capítulo tiene que haber cambiado el estatus quo. Ya no se puede volver atrás.
- Cada escena tiene un conflicto en constante movimiento, no se puede quedar estancado.
- Las escenas tienen que enseñar ambos desarrollos de personaje y de trama para que sean lo más efectivas posibles.
- Mantén orientado a tu lector a lo largo de los capítulos, que esté claro dónde están y hacia dónde se dirigen los personajes.
- El protagonista siempre tiene que avanzar, aunque sea sólo un poco, hacia su meta.
5. Confía en tu historia, sé tu mismo
Este puede ser un último consejo algo contradictorio después de todo lo mencionado anteriormente, pero es un consejo necesario: debes confiar en tu historia, sé tu mismo.
Con todo lo que hay que aprender de teoría narrativa es muy fácil acabar obsesionados con la estructura de nuestra novela. Nos comparamos constantemente con otros escritores y acabamos convirtiendo nuestras historias en una amalgama de todos los libros de los que nos estamos copiando. Queremos seguir los modelos a la perfección y eso hace muchas veces que las novelas se sientan estáticas aunque hagamos todo lo que aparece en «el manual.»
Por eso, en esos momentos donde estés ofuscado por no cumplir todos estos puntos, respira, confía en tu historia, sé tu mismo. Porque no hay dos escritores exactamente iguales y por ello tampoco hay maneras idénticas de trabajar. Tú eres el que sabe mejor si la historia funciona o no a pesar de salirse un poco del molde. No tengas miedo a escribir lo que sabes que es importante para ti.
He leído libros que no deberían funcionar y que sin embargo me han emocionado hasta el punto de las lágrimas. He leído libros en los que apenas pasa nada y no hay un avance del protagonista y que sin embargo me tenía enganchado con cada página. ¿Qué ha pasado en todos esos casos? Que los escritores han confiado en su historia sin dejar que las estructuras ahoguen su voz. Tal como he dicho anteriormente, aprende a moldear las reglas una vez las hayas conocido, al final lo más importante es que cuentes la historia que quieres compartir con el mundo.
Espero que este artículo te ayude a la hora de planificar la estructura de tu novela. Como consejo final os recomiendo encarecidamente que os leáis el mítico libro de «El Guión» de Robert Mckee y «How to tell a story» de Gary Provost y Peter Rubie. Sin duda dos de los mejores libros que he leído sobre cómo contar buenas historias.
Nos vemos en el siguiente artículo. Hasta entonces, pase lo que pase, sigue escribiendo.
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