Worldbuilding: Cómo hacer un mundo imaginario
Aprende a crear Worldbuilding para tus historias
El «Worldbuilding» (o cómo hacer un mundo imaginario) es un término que cada vez se escucha más entre los fans y escritores de fantasía y ciencia ficción. Se traduciría como «construcción de mundos,» pues el escritor está literalmente creando un mundo imaginario único en donde acontece la historia.
A todo escritor le gusta la idea de crear su propio mundo con sus propias reglas, culturas, ecosistemas y un largo etcétera de detalles. Pero es muy fácil ahogarse entre las bastas mareas del worldbuilding, y por ello es necesario tener en cuenta una serie de consejos básicos que te ayudarán a no volverte loco cuando empieces este proceso.
En este artículo quiero compartir contigo nueve consejos que te ayudarán en la ardua pero recompensante tarea de la construcción de mundos.
- La historia es MÁS importante que el mundo
- El Worldbuilding NO es simple decoración
- Empieza con un solo elemento para tu worldbuilding y expándelo
- El síndrome del Worldbuilding
- No cuentes tu mundo: muéstralo a través de escenas
- Di NO al Infodumping
- Tu mundo es un iceberg
- En los detalles está la inmersión
- Crea a partir de lo que te apasiona y desconoces
1. La historia es MÁS importante que el Mundo Imaginario
Uno de los mayores errores a la hora de escribir el worldbuilding es olvidar que la historia transcurre en un mundo y no que un mundo transcurre en una historia. La razón principal por la que leemos es para adentrarnos en la historia y en sus personajes, en sus conflictos, en sus motivaciones, en el drama humano. El mundo, al fin y al cabo, es el lugar donde trascurre la historia, el cual hace más interesante y especial la historia, pero no es el factor principal. No podemos olvidar el puesto que ocupa el mundo en nuestros libros. La historia siempre debe ser más importante que el Worldbuilding.
La prueba de ello es que un libro con un excelente worldbuilding pero un mal argumento nos deja un regusto a decepción. Pero un buen argumento con un worldbuilding mediocre en general siempre obtiene mejores resultados en su lectura. Porque al final es la historia la que debe conectar con el lector, no sólo el mundo, por muy bien hecho que esté.
Trabaja primero en tu historia. Que sea robusta, que la sientas cercana e importante para ti en sus temas y protagonistas. El mundo le seguirá, de eso estate seguro. Pero dale prioridad a lo verdaderamente esencial.
2. El Worldbuilding NO es simple decoración
Hay muchos autores que tratan el worldbuilding como un elemento simplemente decorativo. Y a esto me refiero a que quizás hay un sistema de magia interesante, una cultura diversa o un ecosistema único, pero luego todos esos elementos no tienen un impacto significativo en los personajes y en el desarrollo de la trama.
El Worldbuilding existe para REALZAR la historia y sus personajes. Si introduces un aspecto significativo del mundo intenta siempre que se conecte con los personajes, la trama, los conflictos, las emociones, todo lo que se pueda. No dejes que sea un cuadro de fondo o una planta de plástico. El worldbuilding está VIVO.
Por ejemplo, pensemos en Dune y en la existencia de la valiosa especia melange. Si la especia estuviera ahí pero luego el protagonista Paul Atreides no se involucrara emocionalmente en el planeta de donde surge, en sus efectos trascendentales y las consecuencias políticas intergalácticas, ¿de qué habría servido entonces introducir dicho aspecto? Es imposible pensar en Dune y separar este elemento del mundo, porque está intrínsecamente unido a la trama y a sus personajes.
Evidentemente esto no se puede conseguir con todas las ideas que vayas presentando en tu mundo. Pero aún así tenlo en mente, pues te darás cuenta de que todos los conceptos que introduces de tu mundo se volverán más significativos. Y eso siempre se traduce en una mejor escritura.
3. Empieza con un solo elemento para tu worldbuilding y expándelo
¿Por dónde se empieza a crear un mundo entero? Como he mencionado anteriormente, esta tarea se puede volver muy grande en poco tiempo y acabar abrumado.
Por eso, en vez de volverte loco yendo a lo grande, empieza por un concepto pequeño y luego expándelo.
Aquí viene el clásico ejercicio del «¿Y si…?»; ¿Y si existieran una escuela de magia oculta al resto del mundo? (Harry Potter); ¿y si existiera una tortuga gigante con cinco elefantes a su espalda que a su vez tienen un planeta en forma de disco? (Mundodisco); ¿y si se produjeran por el mundo de manera periódica poderosas tormentas mágicas? (El archivo de las tormentas).
Los conceptos son sencillos pero luego se van expandiendo más y más para explorar cómo afecta esa idea al resto del mundo (la política, la religión, la economía, etc.). Y si nos fijamos no es necesario tener un concepto super complejo para empezar. Lo importante es luego ser consecuente en cómo se va desarrollando la idea para influenciarlo todo.
Piensa en un concepto sencillo de un escenario hipotético y luego imagina cómo se expandiría. Si sientes que eso crece, se ramifica y eres capaz de ver todas sus consecuencias, entonces es que has dado en el clavo y has encontrado un mundo interesante por explorar.
·Céntrate en un solo elemento del worldbuilding (en físico o en cultural) y expándelo para que afecte al resto y se centre en ese elemento para hacerlo mas interesante. No intentes que TODO sea interesante porque te vas a volver loco. Narrow focus.
4. El síndrome del Worldbuilding
El síndrome del worldbuilding es uno real y que hay que evitar a toda costa cual peligrosa enfermedad.
No es nada extraño que un escritor invierta demasiado tiempo y fuerzas en la construcción de su mundo. Y el problema no es tanto que se esfuerce en crear un mundo sólido y creíble, sino que esa obsesión acaba afectando a lo que de verdad importa: escribir la historia.
Hay demasiados escritores (noveles en general) que se pasan horas y horas detallando cada rincón de su mundo, cada escritura mitológica, cada ladrillo de las capitales, etc pero que luego son incapaces de sentirse con confianza suficiente para empezar a escribir. «Mi mundo tiene que estar perfecto» es algo muy peligroso de pensar. De nuevo se conecta con el punto de que es más importante la historia que el worldbuilding. Porque a (casi) nadie le interesa leer un tocho enciclopédico. Lo que quiere el lector medio es sentirse conectado a los personajes y lo que viven.
Para comprobar si tienes el síndrome del worldbuilding haz la siguiente ecuación: Calcula las horas y páginas resultantes que te pasas investigando o detallando tu mundo. Luego calcula las horas y páginas que inviertes escribiendo la historia en si. Si obtienes más tiempo y páginas en la construcción de tu mundo que en tu libro, entonces tienes el temido síndrome del worldbuilding.
Por supuesto que tienes que investigar. Por supuesto que tienes que darle forma y vida a tu mundo. Pero nunca a costa de escribir la historia que quieres contar. Nunca. La investigación tiene que ser proporcional a cuánto estás escribiendo.
5. No cuentes tu mundo: muéstralo a través de escenas
De una manera u otra siempre se retorna al mantra del escritor: «No lo cuentes, muéstralo.» Y es que este principio se debe aplicar también al worldbuilding, pues conseguirlo de manera acertada marcará una gran diferencia en cómo experimentamos ese mundo ficticio.
No te limites a contar cómo es tu mundo: muéstralo a través de ESCENAS. No es lo mismo contar cómo es un mercado de objetos mágicos a que uno de los protagonistas esté huyendo de un enemigo y tome dichos objetos para defenderse. Los dos sirven el mismo propósito: describir cómo es el mercado. Pero uno lo hace de manera pasiva y la otra activa. Intenta siempre introducir los elementos del worldbuilding a través de escenas o diálogos significativos, aprovecha y unifica la historia y el mundo.
Otro ejemplo: en la novela «La brújula dorada«, la protagonista Lyra llega al país de los osos polares. Y para introducirnos en este reino, Lyra es llevada directamente ante el rey, donde tendrá que usar toda su astucia para no ser devorada por el temible tirano. En vez de contarnos cómo es a través de descripciones pasivas, nos sumergimos en el escenario a través de una escena de mucha tensión. Así es cómo se nos graban mejor los detalles de un mundo: cuando van cogidos de la mano de una escena MEMORABLE.
6. Di NO al infodumping
Otro concepto anglosajón muy extendido es el del infame «Infodumping.» Un concepto que no sólo se aplica al worldbuilding sino a la escritura en general. El Infodumping se podría traducir como «vertido de información», y no en el buen sentido. Hace referencia a que el autor te arroja un montón de datos así por la cara, sin insertarlos en alguna escena importante o en un momento significativo.
Algunos ejemplos clásicos de esto es la parrafada así por la cara de contexto antes de empezar la historia o que dos personajes están dialogando como excusa barata para hacer llegar toda la información que el autor considera importante. Son ejemplos por desgracia demasiado comunes y un pecado mortal.
Hay que evitar el infodumping a toda costa. De nuevo, tienes que mostrar, no contar. Y eso se consigue esforzándote en que todos los detalles de tu mundo vayan de la mano de escenas significativas. Advierto que aún así es fácil en también intentar poner demasiado en esas escenas, lo cual resulta de nuevo un tipo de infodumping, en este caso de meter más de lo necesario.
Dosifica tu mundo, no satures a tu lector exponiéndole a todo lo que sucede. Como todo, es mejor empezar desde una poca exposición para luego mostrar más a medida que se avanza en la curva. Incluso con obras tan complejas como Dune que encima te arroja directamente a la piscina desde el principio, dosifica bien el worldbuilding por la longitud de sus capítulos y escenas. Al final siempre impera la historia y su ritmo natural.
7. Tu mundo es un iceberg
Muchos autores de fantasía como Sanderson y George RR Martin comentan que el worldbuilding de tu historia es como un gran iceberg: sólo debes mostrar la superficie como parte visible aunque luego bajo las aguas haya muchísimo más que no se vea a simple vista.
El autor tiene que saber mucho más de su mundo que lo que comparte al final con el lector. Y esto no se hace por una cuestión de secretismo. Se hace por dos razones: para que el autor tenga una base sólida de cómo funciona su mundo, y para no sobrecargar al lector con más mundo que historia.
Por ello, aunque sepas muchísimo de tu mundo y tengas cada detalle planeado, no hace falta que metas cada guerra civil que ha habido durante los diez mil últimos años o que expliques los cuarenta y tres tipos de intercambio de monedas de los ocho continentes. NO HACE FALTA. Es bueno que TU lo sepas porque eso se transmite en la sensación de solidez al leer el mundo. Pero no machaques a tu pobre lector.
También hay autores que hablan del «falso iceberg», que trataría de crear la sensación de que hay mucho más mundo por descubrir por pequeños detalles y menciones que haces durante la obra pero que en realidad no lo tienes para nada pensado ni vas a mostrarlo. Pero da igual si está ahí o no dicha información, porque la ilusión de inmersión es real, y eso es lo verdaderamente importante. Es lo mismo que un escenario de cine que es en su mayoría papel cartón, pintura o efectos especiales. Nos crea la sensación de realidad aunque sea falso, y eso es lo que consigue una buena ficción.
8. En los detalles está la inmersión
Este punto parece contraintuitivo (como suele pasar en la escritura) pero es que muchas veces lo que hace falta para que un lector se sienta inmerso en tu mundo es que debe creer primero en los pequeños detalles y no tanto en los grandes.
Como escritores damos mucha importancia a los grandes momentos de la historia y a los aspectos más relevantes del mundo. Quizás es el sistema de magia o la existencia de seres interdimensionales, pero la cuestión es que queremos que el lector se crea estos aspectos porque pensamos que eso es lo que va conseguir que se adentren en el libro. Pero luego, si nos fijamos en nuestra propia experiencia, es cuando creemos en los pequeños detalles cuando realmente podemos creer en el resto. Me explico.
Pensemos de nuevo en Harry Potter y en cómo nos están intentando introducir desde el principio la idea de un mundo mágico oculto. Suena bien, pero no nos lo creemos del todo hasta que Harry y Hagrid van al callejón Diagon y ven toda clase de detalles y maravillas en cada rincón. Nuestra mente se maravilla ante cada chuchería mágica, cada caja de varitas apiladas como si fuera una zapatería, cada detalle del banco regentado por los goblins. Y estos detalles, aunque se podría discutir si son relevantes a la trama (ver punto 2), consiguen que creas en la magia de ese mundo. Y no ha sido gracias a demostrar la existencia de magos o de dementores, ha sido a través de ver que unos chavales se toman unas ranas de chocolate saltarinas.
En los detalles está la credibilidad. Y procura siempre que esos detalles sean transmitidos a través de todos los sentidos (olfato, vista, gusto, tacto y oído). Adentra al lector a tu mundo a través de las pequeñas cosas en las que pueda creer. Utiliza la prosa para que se enamoren de tu mundo.
9. Crea a partir de lo que te apasiona y desconoces
El worldbuilding es un ejercicio narrativo fascinante que nos permite hacer dos cosas aparentemente contradictorias: escribir sobre lo que amamos y escribir sobre lo que desconocemos.
Los grandes mundos ficticios han nacido por un interés muy específico del autor. Fijémonos en «El señor de los anillos«, donde Tokien era un apasionado del lenguaje y acabó creando un mundo entero para poder hablar de todos los idiomas que había diseñado. O en mi caso, cuya fascinación por las historias mitológicas y la prosa de los textos sagrados me llevó a comenzar a escribir «El abandono.» Por ello pregúntate: ¿Qué es lo que te apasiona tanto que serías capaz de construir un mundo entero para compartirlo?
Pero un worldbuilding excelente, para bien o para mal, no puede sobrevivir sólo de escribir sobre el tema que te apasiona. Puede funcionar en una historia corta, pero para mantener un mundo entero necesitas algo más que eso. Necesitas escribir de lo que desconoces.
Y aunque eso suene horrible, este es un ejercicio importante y necesario para todo escritor. Debes aprender a investigar y apreciar temas que antes ignorabas o despreciabas. ¿Y por qué? Porque si no aprendes a apreciar nuevas cosas no serás capaz de transmitirlo en tus historias. Por ello, aprender a investigar y a encontrar la belleza de todo tipo de temas es una habilidad imprescindible para cualquier escritor.
Escribe sobre lo que amas y escribe sobre lo que desconoces. Así es como crearás un mundo inolvidable.
Espero que este artículo os ayude en la gran tarea de construir vuestros fantásticos mundo. Nos vemos en el siguiente artículo. Hasta entonces, pase lo que pase, sigue escribiendo.
Buenas noches, está muy bien documentada toda la información para un aprendizaje de como empezar a escribir un libro y en mi caso es la primera vez que deseo intentarlo, muchas gracias!!!
¡Muchas gracias por tus palabras, Pedro! Me alegro mucho de que te esté siendo de utilidad la información en la web. Para cualquier consulta en que te pueda ayudar no dudes en ponerte en contacto conmigo. ¡Un saludo!