Cómo escribir diálogo EXCELENTE en tu libro
El diálogo es inherente a la novela. Las historias necesitan de personajes, y los personajes acaban hablando o comunicándose de una manera u otra. El diálogo va a aparecer en tu novela con un peso significativo durante toda la historia, y es por ello que un buen entendimiento de éste te ayudará a escribir diálogos dinámicos y significativos.
En este artículo quiero compartir contigo diez consejos que te enseñarán a cómo escribir mejores diálogos para tus historias.
- El diálogo no debe imitar la realidad
- Los tres propósitos del diálogo
- No uses el diálogo para avanzar la trama
- El lenguaje no verbal
- Actúa tus diálogos
- La importancia de las acotaciones
- La presencia del subtexto
- El habla de tus personajes debe ser reconocible
- El diálogo es cosa de dos
- Conciso y directo
1. El diálogo no debe imitar la realidad
Contrariamente a lo que se puede pensar, un buen diálogo entre personas no es aquel que imita la realidad. Las conversaciones que tenemos en la vida real están llenas de características que no se traspasan bien a la ficción: muletillas, pausas aleatorias, conversación superficial, frases que se cortan y se juntan en tiempos distintos, desvarío de temas etc.
Un diálogo en la ficción está construido y preparado para ser plasmado en el papel o por un actor. Irónicamente, los diálogos que más se sienten naturales son aquellos que han sido trabajados para crear esa ilusión, pero nunca usando los recursos inherentes de un diálogo en la vida real.
No imites a la gente de verdad: el diálogo ante todo es selectivo.
2. Los tres propósitos del diálogo
Un buen diálogo tiene tres propósitos:
- Muestra y desarrolla el personaje: sus palabras nos ofrecen una oportunidad para conocer mejor a dicho personaje. Su personalidad, emociones, pensamientos, etc deben verse reflejados en el diálogo, además de que debe poder mostrarnos una evolución a medida que la historia transcurre. Esto también incluye las relaciones entre los personajes que están conversando.
- Avanza la trama: las conversaciones entre personajes deben aportar información relevante y cambiar el status quo para que la trama avance de manera progresiva. Pero atención, hay que evitar el llamado info dumping que suelta exposición a raudales y aplasta al lector con demasiada e innatural información en las conversaciones.
- Crea tensión: de nuevo un diálogo es una conversación que acarrea un conflicto de deseos entre los personajes involucrados. A través del diálogo debes mostrar dichas relaciones, jugar con el tira y afloja de quién sale vencedor o derrotado, haz preguntas para contestarlas y plantea preguntas más grandes. Usa el diálogo evasivo o la falta de comunicación para hacer crecer la tensión.
Idealmente un diálogo tiene que tener siempre presente estos tres propósitos: personaje, trama y conflicto. Si dicho diálogo no cumple al menos una de estas funciones se considera un diálogo vacío que hay que eliminar o cambiar.
Y por cierto, estos tres puntos aplican también a las escenas y la estructuración de tu novela.
Ejemplo de diálogo entre dos personajes donde se consiguen cumplir los tres propósitos
«Pues claro que lo sabía, tontorrona» dijo el dios de los payasos mientras hacía malabares con cuatro pelotas de colores. «Tu locura es el pilar que sostiene la tela de este circo. Sin esa locura no seríamos nada. Sin ti no sería nada.»
«No estoy loca» contestó Miyako, apretándose el labio mientras sus ojos se tornaban vidriosas. «No estoy loca y no quiero ser nada para ti.»
«¿No sabes que una doble negación se convierte en un positivo? Acepta tu locura y tu lugar en el mundo. Es lo único que podemos hacer para ser felices» dijo el dios de los payasos mostrando sus manos de seis dedos. Las pelotas permaneieron flotando en el aire en una constelación de rojo, amarillo, verde y azul.
Este es un diálogo modificado de mi primera novela. En ella podemos ver dos personajes, Miyako y el dios de los payasos. Primero, muestra a los personajes: el dios de los payasos es juguetón, mágico y persuasivo mientras que Miyako es insegura aunque quiere aparentar fortaleza. Segundo, avanza la trama: se revela que la locura de ella es lo que permite la existencia de dicho mundo. Tercero, crea tensión: Miyako no quiere creerse la revelación del dios, pero él no se da por vencido.
3. No uses el diálogo para avanzar la trama
Este punto aparentemente contradice el anterior, pero en realidad son complementarios.
El diálogo debe avanzar la trama, pero nunca lo debe hacer a costa de sustituir una escena importante que deba ser mostrada. El diálogo se va a mover en el terreno de las relaciones, de las revelaciones y del subtexto (ver punto 7). Pero una escena con un peso importante como puede ser que una invasión extraterrestre en Madrid se merece una representación y no se que se diga de pasada en la conversación.
Sigue la regla de oro del escritor: Si vale la pena mostrarlo entonces evita contarlo.
4. El lenguaje no verbal
«El lenguaje no es nuestro primer idioma.»
Nuestra comunicación no sólo se basa en las palabras, hay una parte muy importante (y muchas veces obviada) que se apoya en el lenguaje corporal, en nuestros gestos, acciones e incluso en el tono con el que llevamos a cabo dichas palabras puede cambiar muchísimo un mismo mensaje.
Cuando escribas diálogo no sólo debes prestar atención a las palabras habladas sino a todo el conjunto que ejecuta el personaje. Acompaña sus palabras con acciones y gestos, matiza lo que dice y hace, eso no sólo enriquece el diálogo sino que lo vuelve dinámico y le otorga más peso.
Con esta técnica también podemos interactuar con la yuxtaposición para que las palabras digan una cosa y los gestos y acciones digan otra que la complementen o que la contradiga. Aquí el lector podrá leer entre lineas y deducirá por su cuenta información sin que nosotros se la digamos directamente. Este es un recurso muy valioso que la novela no sabe muchas veces explotar bien y sin embargo los cómics y las películas utilizan constantemente.
5. Actúa tus diálogos
Otra regla de oro del escritor: di en voz alta aquello que has escrito.
Con los diálogos esta regla cobra una especial relevancia, ya que al fin y al cabo los diálogos son conversaciones habladas y cualquier inconsistencia se hará mucho más evidente una vez se intenten decir en voz alta.
No tengas miedo de actuar tus diálogos. Imagínate que eres el actor que debe interpretarlas y fíjate en aquello que no te cuadra. ¿Las palabras fluyen en una frase coherente? ¿El ritmo es adecuado a la situación? ¿Hay palabras que sobran o que no tienen relevancia? Si te atascas diciéndole el lector se atascará leyéndolo. EDITA SIN PIEDAD.
El guionista Aaron Sorkin cuenta que cuando escribe diálogo no sólo lo dice sino que también lo actúa, imitando todas las acciones y los gestos que los acompañan hasta el punto de hacerse daño a si mismo. No hay que ser tan intenso pero el proceso se entiende: actúa tus diálogos.
6. La importancia de las acotaciones
Las acotaciones nos indican quién es el que acaba de hablar en un diálogo, algo muy importante para tener identificado al personaje. Pero la manera en que lo hacemos muchas veces se convierte en algo tedioso y aburrido, destruyendo el diálogo por el camino.
Para una correcta y dinámica acotación te aconsejo lo siguiente:
- No abuses de los verbos que describen cómo ha hablado el personaje: Una cosa es acompañar las palabras de gestos como antes hemos mencionado y otra muy distinta es utilizar constantemente verbos como «interrumpió, vociferó, escupió, molestó, rugió etc.» Cortan el ritmo del diálogo, la mayoría de las veces son redundantes y acaban molestando en cómo se entiende el diálogo. No hay nada malo en utilizar «dijo.»
- Inserta pausas entre el diálogo para crear tensión: Ese golpe de ritmo vacío aumenta el interés del actor y señala la acotación de una manera especial. Además que dichas pausas pueden aportar su propio peso e importancia en dicho diálogo.
- Evita que tus personajes estén mencionando constantemente sus nombres: Esto queda ridículo y artificial. Nadie está todo el rato diciendo el nombre de la persona con la que esté hablando (a menos que quiera llamar su atención).
7. La presencia del subtexto al escribir diálogo
¿Qué quieren decir nuestros personajes debajo de todas sus palabras y gestos? Eso es el subtexto, aquello que no se dice de manera explícita pero que se entiende implícitamente.
Este punto se conecta con los propósitos del diálogo: mostrar y desarrollar al personaje, avanzar la trama y crear tensión sin necesidad de decirlo de manera abierta. No digas lo que el personaje siente, cuál es la tensión o qué evento importante acaba de suceder: muéstralo a través de las palabras y el lenguaje no verbal.
Juega con el subtexto en los diálogos, no se lo des todo mascado al lector, haz que lea entre lineas y entienda lo que hay debajo de la conversación. Esto es algo también importante a la hora de tratar los temas de tus novelas, donde las palabras, los gestos y las acciones tiene que hablar por si solos de dichos temas sin necesidad de soltárselos a la cara. Confía en la inteligencia de tus lectores.
8. El habla de tus personajes debe ser reconocible
Vamos a imaginar por un momento que en todos tus diálogos ya no hay ningún tipo de atribución y no está escrito quién ha hablado en la conversación. ¿Sabrías identificar quién es el locutor sólo con lo que acaba de decir y expresar?
Un buen personaje es aquel que sabemos identificar sin necesidad de atribución ya que sus propias palabras y gestos expresan quién es. Haz que tus personajes sean únicos en su manera de hablar, que tengan expresiones propias recurrentes, chascarrillos, maneras en cómo pausan en determinadas palabras o hablan con un lenguaje más arcaico o coloquial. Haz que cada personaje sea especial.
Los personajes deben expresarse tanto en sus acciones como en sus palabras, y el diálogo es una de las mejores maneras de hacerlo. Permite que se expresen y sean únicos en su voz. Eso sí, tampoco te pases y hagas de ellos un circo, con un puñado de características a la hora de hablar es más que correcto. Su manera de expresarse debe ser acorde a sus vivencias y experiencias.
9. El diálogo es cosa de dos
Un diálogo es al fin y al cabo el intercambio comunicativo entre dos o más personas. Es por esto que es importante tener en cuenta quiénes son los personajes que están en conversación y cómo se relacionan entre ellos.
La consistencia en la manera de hablar es importante tal como se ha mencionado en el punto anterior, pero también hay que tener en cuenta que las personas cambiamos nuestra manera de hablar según con quién estemos dialogando. No hablamos igual a nuestros amigos que a un presidente, un vagabundo por la calle o a un niño. Nuestras expresiones seguirán siendo parecidas pero tendremos pequeños cambios.
No mantengas en una burbuja a tus personajes, examina sus relaciones y cómo se tratan los unos a los otros. ¿Se odian? ¿Se respetan? ¿Quieren conocerse mejor? ¿Quieren ignorarse? sus relaciones afectará al diálogo además que enriquecerá el subtexto de las relaciones entre ambas.
Muestra las relaciones y los conflictos a través de tus diálogos.
10. Conciso y directo
El diálogo, tal como hemos mencionado varias veces en este artículo, es selectivo. Eso significa que a la hora de escribir el diálogo debemos ser lo más concisos y directos a la hora de expresar lo que los personajes dicen. Es muy fácil caer en la trampa del diálogo vacío e interminable, por eso te aconsejo los siguientes dos puntos:
- Nada de «cháchara»: Darse los buenos días, el «hola que tal», «¿qué tal la vida?» eso tiene que quedar fuera del diálogo. A nadie le importa y destruye enseguida el diálogo. De nuevo, no es una cuestión de ser «reales», es un tema de no aburrir al lector.
- Evita los párrafos largos: los monólogos tienen su lugar y momento, pero en general es mejor tener intercambio de diálogos cortos pero que estén cargados de significado.
- Si no es importante no lo escribas: es tentador meter más en el diálogo de lo necesario. Pero la realidad es que si no es importante para la trama, el personaje o el conflicto, lo más sabio es borrarlo.
Espero que este artículo te ayude a escribir diálogos excelentes. Mucha suerte con tus historias, nos vemos en el siguiente artículo. Hasta entonces, pase lo que pase, sigue escribiendo.
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